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FUNDAMENTOS Y CONCEPTOS  •   Fecha de publicación: 07 / 04 / 2023

El significado de las recompras de acciones y sus consecuencias

Cuando la empresa emite acciones está comprometiéndose a remunerar a más acciones en el futuro. Cuando recompra acciones está haciendo lo contrario: reducir los instrumentos de financiación que deben ser remunerados

Enrique García Sáez

07 / 04 / 2023

La idea de que una empresa cotizada recompre sus propias acciones resulta contraintuitiva para quienes se acercan a los mercados por primera vez. Recientemente, incluso han sido demonizadas por algunos políticos en Estados Unidos, llegando a proponer un impuesto especial y limitaciones a las recompras.
Las recompras de acciones tienen una serie de implicaciones y en determinados casos suponen una señal de mercado muy potente. Además, estas operaciones quedan totalmente reflejadas en las cuentas de la empresa e incluso se suele emitir información específica sobre éstas, siendo un aspecto fácilmente observable. Por lo tanto, comprender el significado económico de las recompras de acciones es un punto esencial en la educación del inversor, así como tener en cuenta las consecuencias de las mismas sobre la empresa, sus accionistas y su cotización en el mercado.
Un análisis adecuado de la política de recompra de acciones nos obliga a observarlas desde varios puntos de vista:
  • Conceptos económicos y financieros, tanto de la empresa como del mercado en su conjunto
  • Efectos en la contabilidad y las cuentas de la empresa
  • Historia y trayectorias reales de empresas recomprando acciones
  • Cuestiones legales y técnicas en algunos países
  • Trucos y juego de la información que practican algunas empresas
A lo largo de este artículo, utilizamos ejemplos hipotéticos para ilustrar el concepto, pero también varios ejemplos reales de recompras masivas con datos y contexto histórico. Teledyne y Dillard’s (DDS) recompraron el 90% y 80% de sus acciones en menos de 20 años. HP Inc (HPQ), que ha reducido su número de acciones en circulación en un 45% en 8 años, es un ejemplo de que compañías grandes y conocidas también ejecutan en ocasiones programas de recompras ambiciosos.
Por otro lado, el ejemplo de Miquel y Costas (MCM.MC) nos ayudará a ilustrar algunas cuestiones técnicas de las recompras que son diferentes en España con respecto a Estados Unidos, así como algunas distorsiones que producen en los datos y que el analista necesita comprender para seguir la política de recompras de forma rigurosa.

Qué son las recompras de acciones y cómo funcionan

La recompra y posterior amortización de acciones por parte de una empresa es una operación tan natural como las propias emisiones de acciones, de hecho, es su cara opuesta.
Cuando una empresa detecta una oportunidad de inversión y necesita fondos propios adicionales, puede obtenerlos acudiendo al mercado de valores a cambio de emitir nuevas acciones. Es el caso de muchas salidas a bolsa (no todas), en las cuales se busca captar financiación de otros inversores, distribuyendo el riesgo entre muchos más participantes. De esta forma, proyectos de inversión arriesgados y que requieren un gran capital inicial pueden llevarse a cabo.
Sin embargo, puede darse el caso contrario, que la empresa tenga un exceso de capital, ya que no encuentra nuevos proyectos de inversión, mientras los antiguos siguen generando grandes beneficios. En esa situación la empresa podría distribuir dividendos, pero cuando la cotización está deprimida, la compañía tiene la posibilidad de acudir al mercado a recomprar acciones. Tiene sentido porque hay inversores dispuestos a vender a un precio que la compañía considera atractivo, y por lo tanto, la transacción interesa a ambas partes.
Las recompras de acciones son una operación de financiación, que consiste en que una empresa cotizada acude al mercado de valores a recomprar sus propias acciones, reduciendo así el número de acciones en circulación de la empresa. La compañía realiza un desembolso y a cambio consigue que, en el futuro, la misma cantidad de € en dividendos suponga un mayor dividendo por acción.
Consideremos el siguiente ejemplo ilustrativo. La compañía A tiene 10.000 acciones en circulación, la cotización en el mercado es de 50€ y gana todos los años 80.000€. Hasta el momento actual, la compañía distribuía todo el beneficio en dividendos, por lo que el dividendo por acción era de 8€ por acción:

Dividendo por acción 1er año = 80.000€ / 10.000 acciones = 8€ por acción

Rentabilidad por dividendo = 8€ por acción / 50€ por acción = 0,16 = 16%

Sin embargo, la compañía considera que la cotización actual es muy atractiva para el comprador, ya que el dividendo por acción alcanza el 16% anual. Entonces aprueba un programa de recompra de acciones y comienza a dedicar la mitad del resultado anual a recomprar acciones. Esto le permite recomprar el primer año 800 acciones:

Acciones recompradas 1er año = ( 80.000€ / 2 ) / 50€ = 800 acciones

Por lo tanto, tras la recompra del primer año, hay 800 acciones en circulación menos, que están en manos de la empresa. Lo más lógico es terminar el proceso y amortizarlas (eliminarlas), pero basta con que sigan en manos de la empresa para que los efectos económicos sigan funcionando, ya que el dividendo correspondiente a las 800 acciones adquiridas se los pagaría la empresa así misma (también puede prorratear el dividendo de esas acciones entre el resto de acciones).
Así, en el segundo año tan sólo quedan en el mercado 9.200 acciones (10.000 - 800). Entonces, cuando la empresa vuelve a distribuir un dividendo total de 80.000€, el dividendo por acción aumenta con respecto al primer año, ya que hay menos acciones sobre las que distribuir el dividendo:

Dividendo por acción 2º año = 80.000€ / 9.200 acciones = 8,70€ por acción

El dividendo por acción ahora es un 8,75% más elevado al del primer año, reflejando ya los frutos de ese esfuerzo de la recompra de acciones. Si continúa recomprando acciones y es capaz de mantener su beneficio, el dividendo por acción irá aumentando aunque no crezca el beneficio total.
Como se puede observar, es una forma de inversión alternativa para los accionistas que mantienen su posición. También provoca que los accionistas que mantienen su posición aumenten su porcentaje de acciones, y en caso de que éstas tengan voto, su influencia sobre la empresa. Es lógico, ya que hay menos acciones, y por lo tanto, cada acción pesa más tanto a nivel económico como en porcentaje de voto.

La percepción de los inversores importa de cara a las decisiones de financiación de la empresa

Una cuestión importante de entender es que la cotización de la empresa en relación a su capacidad de generar beneficios o su patrimonio es un factor decisivo para las decisiones de financiación. Esto aplica tanto a emisiones como a las recompras de acciones. El esfuerzo que tiene que hacer la empresa en ambos casos varía en función del precio que le ofrece el mercado. Veamos un ejemplo.
La empresa B tiene 20.000 acciones en circulación, que cotizan en el mercado bursátil a un precio de 10€ por acción. Entonces, su capitalización bursátil es de 200.000€ (20.000 x 10). Sin embargo, la compañía considera que este es un precio muy atractivo, al mismo tiempo que tienen excedente de generación de beneficios y falta de proyectos interesantes para invertir. En lugar de distribuir todo su beneficio en dividendos, la directiva decide acudir al mercado y recomprar 40.000€ en acciones, es decir, 4.000 acciones.

40.000€ / 10€ por acción = 4.000 acciones

Si ejecuta esta operación reducirá el número de acciones en circulación de 20.000 a 16.000 (20.000 - 4.000), por lo que la capitalización bursátil descenderá hasta los 160.000€ (16.000 x 10). Si la acción cotizase a 20€ en lugar de 10€, la empresa podría recomprar menos acciones con esos 40.000€:

40.000€ / 20€ por acción = 2.000 acciones

Esto significa que cuanto más baratas estén las acciones, más accesibles son para ser recompradas con el mismo esfuerzo.

Las acciones son un instrumento de financiación más

La clave para entender el trasfondo de las recompras es el concepto de “financiación”. Quizás pueda parecer que cuando hablamos de financiación nos referimos a acudir al banco a pedir un préstamo, pero el concepto en realidad engloba también otras alternativas y posibilidades.
La financiación tiene que ver con la aportación de los fondos necesarios para un determinado proyecto. Estos fondos pueden ser deuda bancaria o pueden ser del propio bolsillo del propietario, así como un gran abanico de alternativas intermedias que han ido apareciendo en los mercados financieros.
Aunque los fondos propios aportados por los accionistas (incluidos en el Patrimonio Neto) aparezcan en el balance separados de las obligaciones y deudas (pasivos), se colocan en la misma columna porque también son financiación. La suma de Patrimonio Neto y Pasivo coincide con el Activo total porque los dos primeros financian al tercero:
Incluso, podemos ir más allá, y considerar que la emisión de acciones supone una deuda que tiene la empresa con los accionistas, como cualquier otro bono. Es cierto que no hay una fecha de vencimiento y que la compañía puede decidir no distribuir dividendos a los accionistas, pero la lógica es que los accionistas han adquirido sus acciones para ser remunerados en el futuro. Todos los compradores de instrumentos de financiación esperan ser remunerados, cada uno de acorde a las características del instrumento y a las garantías que éste ofrece.
Cuando la empresa emite acciones está comprometiéndose a remunerar a más acciones en el futuro, o al menos esa debería ser la idea. Cuando recompra acciones y las retira del mercado, está haciendo lo contrario: reducir los instrumentos de financiación que deben ser remunerados. De hecho, también es habitual que la compañía cotizada pueda recomprar sus propios bonos y obligaciones, reduciendo así también otros instrumentos de financiación que deben ser remunerados, en este caso con un interés fijo normalmente.
Este paralelismo queda bien reflejado en el estado de flujos de financiación, donde quedan registrados de forma agregada todas las entradas y salidas de tesorería. Resulta que una recompra de acciones o una devolución de deuda se registran ambos con signo negativo en el apartado de flujos de financiación, indicando que la compañía está reduciendo sus instrumentos de financiación en ambos casos.
En el fondo, no es una operación muy diferente a aquel particular que en determinado momento desea acelerar la devolución de un préstamo, amortizando de forma adelantada cierta cantidad y ahorrándose una parte de los intereses previstos. Quizás este ejemplo sirva para entender mejor esta operación al principiante. Cuando el particular pidió el préstamo, estimó ciertas necesidades de fondos para un proyecto de inversión (la compra de una casa por ejemplo). Pero por circunstancias diversas, se encuentra varios años después con un exceso de fondos, ya sea porque han mejorado sus ingresos o porque ha tenido menos gastos de los previstos. Entonces, es probable que intente reducir su deuda de forma anticipada.
Volviendo al asunto que nos ocupa, las empresas recompran acciones porque en un determinado momento se ven una situación adecuada para reducir su financiación y evitar tener que remunerar tantas acciones con futuros dividendos. Al igual que en ciertas ocasiones pueden recomprar su propia deuda para ahorrarse intereses, también pueden optar por reducir sus fondos propios “ahorrándose dividendos en el futuro”, que son simplemente un instrumento de financiación más.
El capital debe fluir en el mercado hacia aquellas actividades que tienen mejores perspectivas y proyectos de inversión rentables. Si una empresa está explotando un negocio maduro en el cual no merece la pena incrementar la inversión neta, tanto los dividendos como las recompras de acciones permiten que el exceso de capital salga de la empresa hacia otros sectores.

Recompras de acciones vs dividendos

Si ya existen los dividendos, ¿qué necesidad hay de realizar recompras de acciones? Realmente, que exista la posibilidad de recomprar acciones surgió por la propia dinámica del mercado. En el pasado, era una operación que nadie consideró como una alternativa a tener en cuenta, pero que algunos directivos (Singleton en Teledyne fue uno de los primeros) comenzaron a considerar seriamente en determinado momento. Nada les impedía ir al mercado como cualquier otro participante y hacer recompras importantes para después amortizar las acciones.
Las recompras de acciones son un mecanismo de devolución de fondos con algunas cualidades que no tiene el dividendo, que resumimos en dos apartados:

Un mecanismo que refleja mejor información y con gran rapidez

Las recompras de acciones tienen algunas características que pueden afectar a la eficiencia de los mercados financieros. Cuando una compañía cuenta con exceso de capital, y además su cotización es atractiva (un precio bajo en comparación con el potencial de beneficios de la empresa), las recompras de acciones ejercen presión compradora directamente sobre la cotización en el mercado, contribuyendo a la recuperación de la cotización hacia un rango más razonable. Precisamente, la directiva de la empresa puede conocer mejor que nadie la situación de la empresa y detectar con mayor claridad y facilidad una situación de este tipo.
Desde luego, no pretendemos defender la idea de que los directivos son infalibles, pero sí son participantes a tener en cuenta (a través de la empresa o en su propio nombre como compradores), ya que cuentan con mejor información y un contexto mucho más completo. En muchas ocasiones, las compañías ni recompran ni emiten cantidades relevantes de acciones, a pesar de todo ese conocimiento e información. Es común los directivos y el consejo de administración prefieran no utilizar estos mecanismos. Sin embargo, cuando los utilizan pueden aportar una información muy importante al mercado, reflejando su conocimiento sobre la situación financiera de la empresa y sus perspectivas.
Es decir, las recompras de acciones suponen un mecanismo que acelera la corrección de desequilibrios en el mercado, ya que provienen de uno de los participantes que mejor conoce la empresa (ella misma), reflejando información valiosa y difícil de obtener. Este fenómeno será ilustrado con varios ejemplos reales de recompras masivas y continuadas en el mercado.

La fiscalidad

Otro gran aspecto a tener en cuenta son los impuestos. Las recompras de acciones, por el momento, no están gravadas con impuestos como sí lo están los dividendos en la mayoría de jurisdicciones. En lugar de distribuir dividendos, la compañía puede incrementar los dividendos futuros reduciendo el número de acciones en circulación, mientras que se pospone el pago de impuestos.
Si se distribuye un dividendo de 100€, en muchos países en torno a 20-30 se irían al pago de impuestos. Mientras tanto, de 100€ utilizados en recompras, ni un sólo € se iría en impuestos. En realidad, no es que no se paguen impuestos, sino que desembolsan más tarde. Las cantidades no retenidas van generando rendimientos al ser invertidas en acciones de la empresa, que provocan un incremento del dividendo en el futuro. Esto hace que el impacto fiscal sea un factor que incentive las recompras sobre los dividendos, hasta tal punto que empiezan a ser la primera forma de remuneración indirecta al accionista en muchas compañías.

Ejemplos de recompras de acciones masivas

Singleton y Teledyne

Henry Singleton es uno de los pioneros del uso masivo de las recompras de acciones. Fundó Teledyne en 1960 junto con George Kozmetzky, una empresa dedicada a los negocios de componentes electrónicos. Este tipo de compañías estaban de moda aquella coyuntura, lo que les permitió sacar a bolsa la compañía en 1961 en condiciones muy favorables.
Durante su primera etapa, aprovecharon los precios absurdos de su compañía para emitir acciones y captar más capital, con el cual Teledyne adquiría otros negocios a precios más atractivos. El optimismo sobre este tipo de compañías comenzó a desaparecer, de modo que Teledyne cambió radicalmente de política en 1969, deteniendo las emisiones y adquisiciones de otras empresas. Comenzó una política de reducción de costes ante la nueva coyuntura económica, mientras que la cotización de Teledyne descendió notablemente durante esos años.
En 1972, Singleton llegó a la conclusión de que las acciones de Teledyne estaban extremadamente baratas, por lo que comenzó un programa de recompras masivo. Las recompras fueron de tal magnitud que, 12 años después, ya había recomprado el 90% de las acciones que había en circulación en 1972. El beneficio por acción se multiplicó por 40 durante ese periodo.
Esta es una historia considerada como un ejemplo de brillante gestión del capital y expuesta con mucho más detalle en el libro The Outsiders: Eight Unconventional CEOs and Their Radically Rational Blueprint for Success. También se documentan otras trayectorias de gestión del capital, y en muchas de ellas se recurrió a las recompras de acciones como estrategia de éxito.

Dillard’s

Dillard’s (DDS) es un distribuidor minorista tradicional de grandes almacenes, muy centrado en el segmento de moda textil. En su etapa de crecimiento entre 1940 y 1990, logró una gran expansión en tiendas por el Sureste de Estados Unidos, algunas de las cuales adquirió en propiedad. En la década de los 90, la compañía percibió un estancamiento de su modelo de negocio, de forma que cambió de estrategia y ralentizó su apertura de tiendas.
La compañía mantuvo su patrimonio inmobiliario y en los años 2000 comenzó una política de recompras de acciones propias masivas. La directiva consideraba que la compañía estaba infravalorada desde el punto de vista patrimonial. Aunque el negocio de distribución no brillase, los activos inmobiliarios seguían siendo muy valiosos y aumentaban de valor con la inflación.
Entre el 26 de febrero de 2005 y el 31 de diciembre de 2022, el número de acciones totales (incluyendo acciones de clase A y clase B) pasó de 79,2 a 17,1 millones, una reducción del 79,5%. Supone una de las historias de recompras más agresivas que se conocen en la historia reciente. Durante muchos años el mercado no reflejó este fenómeno de reducción de acciones, pero tras la crisis del coronavirus se produjo un violento rally alcista. Estos últimos años han sido también un periodo en el cual el negocio ha mejorado en resultados drásticamente, gracias a que posee la mayoría de tiendas en propiedad y los costes operativos crecieron mucho menos que los precios de venta.
Gracias a las últimas subidas en bolsa, la compañía ha podido entregar una rentabilidad anual muy importante durante este periodo de recompras masivas, superando el 15% anual en los últimos 18 años.
Como la cotización depende de las perspectivas del mercado, podemos observar el fenómeno desde la evolución del beneficio por acción. En 2005 obtenía un beneficio por acción de 1,49$ tras obtener un beneficio neto total de 117,6 millones de $, y en 2019 el beneficio por acción ascendió a 4,38$ (x3), siendo el beneficio total de 111,1 millones de $, ligeramente menor al de 2005.
El caso de Dillard’s es un buen ejemplo de cómo la directiva conocía mejor la empresa que el resto del mercado. Entonces, las recompras de acciones han supuesto una presión compradora y una reducción de la oferta, ayudando a que la cotización hiciese suelo o no descendiese tanto. A pesar de ello, ha habido situaciones de gran pesimismo en la cotización, una demostración de recompras masivas no significan subidas a corto plazo siempre. Pueden tardar muchos años en hacer efecto, aunque con gran impacto.

HP Inc

No hace falta irse a compañías poco conocidas para encontrarnos con fenómenos de recompras de acciones masivas. HP Inc venía realizando recompras de acciones periódicas en los últimos 10 años, sin llegar a ser desproporcionadas. Sin embargo, tras el intento de OPA de Xerox en 2020, impulsada por Carl Icahn, la directiva de HP Inc comenzó un programa de recompras de acciones mucho más agresivo, con el objetivo de aflorar valor para el accionista y encarecer una posible OPA hostil.
Entre 2015 y 2019, la reducción de acciones estuvo entre el 3% y 7% anual, mientras que en 2020 y 2021 llegó al 11,3% y 16% respectivamente. En 2022, con un precio de la acción más elevado, sólo pudo reducir el número de acciones en circulación en un 9,3%.
En tan sólo 7 años, HP consiguió reducir su número de acciones en circulación un 45,2%, una cifra muy notable para una compañía que vale en bolsa más de 29.000 millones de $. Durante este periodo, HP Inc ha generado una rentabilidad anual para los accionistas del 8,8% incluyendo dividendos reinvertidos con una retención fiscal del 21%.

Aspectos técnicos y diferencia entre países. El ejemplo de Miquel y Costas

Cuando el analista comienza a observar los programas de recompra de acciones en compañías, aparecen múltiples particularidades que no cambian el fondo de la cuestión, pero que sí dificultan el análisis y provocan algunas confusiones.

La autocartera en el caso español

En el mercado español, cuando una compañía recompra acciones no está descendiendo el número de acciones totales estrictamente, ya que las acciones emitidas son las mismas. Sólo cuando estas son amortizadas, es decir, eliminadas, podría observarse un descenso del número total de acciones. Mientras tanto, las acciones recompradas están en manos de la compañía en lo que se denomina “autocartera”, la cual puede consultarse en el portal de la CNMV.
Adicionalmente, hay algunas limitaciones legales a las recompras en España. Las empresas no pueden recomprar más del 10% del capital social, tal y como señala el Real Decreto 1066/2007, de 27 de julio, sobre el régimen de las ofertas públicas de adquisición de valores.
Si la oferta es formulada por la propia sociedad emisora de los valores a excluir, se procederá a la amortización o enajenación de los valores adquiridos en la oferta salvo que, por concurrir los requisitos contemplados en el artículo 75 del Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas, aprobado por Real Decreto Legislativo 1564/1989, de 22 de diciembre, esta amortización o enajenación no sea necesaria. A estos efectos, el límite de adquisición de acciones propias será del 10 por ciento del capital social.

Real Decreto 1066/2007, de 27 de julio, sobre el régimen de las ofertas públicas de adquisición de valores

Sin embargo, este límite se refiere a la autocartera. Es decir, si la compañía amortiza las acciones adquiridas, podría volver a realizar recompras ya que la autocartera se vaciaría. Para amortizar las acciones, la compañía debe solicitar una reducción de capital que reduzca oficialmente el número de acciones emitidas.
Cuando se produce una reducción de capital para amortizar acciones, desciende el Patrimonio Neto en el balance, y dependiendo de circunstancias especiales, es posible que una empresa saneada y rentable acabe con un Patrimonio Neto negativo en sus cuentas. En Estados Unidos, esto no ha resultado un gran problema y ha habido varias compañías que han operado con Patrimonio Neto negativo durante varios años, por ejemplo, Western Union (WU). Sin embargo, en España supone un problema ya que es una de las causas de disolución de una sociedad.
Cuestiones técnicas de este tipo explican la extraña política de Miquel y Costas (MCM.MC), una cotizada española que ha venido realizando recompras de acciones durante muchos años. Cuando se acerca al límite del 10% de autocartera, solicita una reducción de capital para amortizar esas acciones. Pero cuando realiza una reducción de capital, desciende su capital social, que en lo que respecta para ciertos ratios y cuestiones secundarias puede ser un inconveniente.
La compañía ha sorteado estas barreras recurriendo a ampliaciones liberadas de capital, que consisten en emitir acciones nuevas que aumentan el capital social con cargo a reservas, de forma que aumenta el capital social y descienden las reservas acumuladas. De esta forma, entrega a los actuales accionistas nuevas acciones de forma gratuita, sin solicitar nuevos fondos. Esta operación no tiene ningún impacto a nivel económico ni financiero, sin embargo, complica el análisis de las recompras ya que el número nominal de acciones en circulación aumenta, a pesar de que en el fondo la compañía está realizando recompras de acciones netas y el accionista va a ir recibiendo cada vez un mayor dividendo.
Este ejemplo nos ilustra la importancia de separar los aspectos económicos y financieros de los puramente nominales y regulatorios. Al inversor lo que le interesa es lo que sucede con su inversión inicial, no realmente el número de acciones. Los splits, contrasplits y ampliaciones liberadas dificultan el seguimiento del número de acciones, pero siempre se pueden consultar los movimientos de efectivo en el estado de flujos de financiación. Si encontramos salidas de caja en los apartados correspondientes, significa que la compañía está realizando recompras netas, independientemente de la evolución del número de acciones. Es la dirección del flujo de tesorería lo que marca la prueba del algodón.

Distorsiones en el cálculo de la capitalización bursátil

Otro problema que genera la autocartera es el inconveniente para calcular la capitalización de mercado de forma automática. Lo lógico es que no se incluyan las acciones de autocartera en el cálculo de capitalización bursátil, ya que están en manos de la empresa. La autocartera en el apartado especial de la información de la compañía en la CNMV: Participaciones significativas y Autocartera -> Notificaciones sobre acciones propias (Autocartera).
En el caso de Miquel y Costas, el desglose en la CNMV muestra una autocartera del 3,724% sobre los 40 millones de acciones totales emitidas, siendo la última actualización de este dato el 21 de diciembre de 2022 (búsqueda realizada en la CNMV el día 09/04/23):
Esto significa que, desde el punto de vista económico, tan sólo hay 38,51 millones de acciones en circulación:

Acciones en circulación = 40.000.000 x ( 1 - 0,03724 ) = 38.510.400 acciones

La capitalización bursátil, tomando la cotización de cierre del día 06/04/23 de 12,42€, sería de:

Capitalización bursátil = 12,42€ x 38.510.400 = 478.299.168 € = 478,30 millones de €

Resulta curioso que una plataforma como Yahoo Finanzas, aún no se haya hecho el ajuste correcto, ya que la capitalización de mercado se ha estimado en 485,55 millones de €.
Por lo tanto, esta forma de gestionar las acciones propias puede provocar pequeños errores en métricas utilizadas en la valoración, distorsionando ligeramente otros cálculos como el PER o el descuento sobre beneficios.
Muchos de estos detalles técnicos no afectan al mercado estadounidense, que se ha caracterizado por ser mucho más pragmático y flexible. Así, las compañías no tienen en principio límites a las recompras de acciones salvo que lo especifiquen sus estatutos, y cuando éstas se realizan, la compañía ajusta automáticamente el número de acciones totales en su informe anual. No se utiliza tanto el concepto de autocartera y la información suele desglosarse de forma mucho más directa. En estos casos, salvo que haya un split o contrasplit, se puede seguir el número de acciones en circulación que suele estar desglosado al inicio de cada informe anual o trimestral.

Recompras silenciosas vs recompras a bombo y platillo

Como siempre en el mundo de los mercados, hay múltiples matices y aspectos subjetivos. Es necesario avisar al inversor que a veces se utilizan las recompras de acciones con el objetivo de modular expectativas de los inversores a corto plazo. Un caso típico es el de una compañía que recibe gran atención y seguimiento en el mercado, que en determinado momento es objeto de noticias muy negativas, provocando una fuerte reacción a la baja de la cotización a corto plazo. Para tranquilizar a los inversores, la compañía se lanza con gran rapidez a anunciar programas de recompras de acciones, que ya se verá si se cumplen o no. Es importante señalar que cuando una compañía anuncia un programa de recompra de acciones, no suele estar obligada a ejecutarlo. Simplemente está solicitando permiso para llevar a cabo la operación.
Este ruido se puede filtrar con facilidad si el inversor no se centra en los anuncios de recompras, sino en las recompras en sí y su magnitud. De hecho, hay compañías que de forma habitual realizan emisiones de acciones periódicas para remunerar a directivos y empleados, y cuando realizan alguna recompra simplemente están compensando esa emisión. Es decir, no hay que quedarse con el titular, sino con el dato de recompras netas (comparando recompras con emisiones) y la evolución del número de acciones en circulación ajustado por splits, contrasplits y ampliaciones liberadas.
Precisamente, en dos de los ejemplos anteriores, Teledyne y Dillard’s, las compañías realizaron recompras de forma silenciosa o sin intentar dar publicidad a la operación. En el caso de Dillard’s, no se organizan conferencias trimestrales de resultados, ni hay una gran relación con los analistas. La compañía desglosa sus recompras en sus informes y en los comunicados legales obligatorios, pero no da ninguna publicidad adicional a esta política. De hecho, algunos analistas defendían que los máximos accionistas, integrantes de la familia Dillard’s, tenían interés en seguir recomprando a bajos precios de forma continuada. Por lo tanto, no se buscaba un alza del precio a corto plazo, sino realizar elevadas recompras durante un periodo de tiempo considerable.
En el caso de Teledyne, Singleton acudía al mercado y hacía compras masivas en las subastas de mercado, llegando a comprar más del 80% de las acciones ofrecidas durante una sesión. No tiene sentido en estos casos promocionar o publicitar activamente un plan de recompra, ya que eso podría provocar un mayor precio a corto plazo, y unas recompras en condiciones desfavorables.
Lógicamente, las recompras masivas acaban siendo un factor de presión al alza, ya que van reduciendo la oferta de acciones en el mercado. Pero puede pasar un periodo de tiempo considerable hasta que este fenómeno se refleja en el mercado, como muestran los diferentes ejemplos anteriores.
HP Inc sí que realizó un gran anuncio de recompras tras la OPA hostil de Xerox en 2020, pero como hemos visto, también se produjo realmente una aceleración de las recompras. Por otro lado, la compañía ya venía ejecutando una política de recompras relevante en años anteriores y operaba un negocio maduro con gran generación de caja y baja necesidad de nuevas inversiones. La situación permitía realmente un programa de recompra de acciones ambicioso.
En definitiva, a la hora de observar el fenómeno de recompras de acciones, es necesario aplicar una perspectiva amplia y no centrarse sólo en anuncios o rumores. Para ello, se puede consultar el estado de flujos de efectivo en su apartado de flujos de financiación, así como el número de acciones en circulación. En el caso español, se puede consultar la autocartera de la compañía en el portal de la CNMV.

Resumen

A lo largo del artículo se han mencionado los puntos clave de las recompras de acciones, que enumeramos a continuación:
  • Las recompras reducen el número de acciones en circulación de la empresa cotizada, incrementando el beneficio por acción si las cuenta de resultados se mantiene constante
  • Pueden considerarse como la operación opuesta a las emisiones de acciones y las ampliaciones de capital, y al contrario que en éstas últimas, las recompras suelen darse en compañías con exceso de capital y cotización deprimida.
  • Se pueden equiparar las recompras a la reducción de deuda de forma anticipada. De hecho, también es posible en determinados casos recomprar deuda de la empresa que cotiza en los mercados.
  • Son un mecanismo de ajuste en los mercados que reflejan y transmiten información en manos de la directiva de la empresa, que en condiciones normales conoce mejor la empresa que otros participantes del mercado. No son una señal infalible, pero sí son datos que el analista debe tener en cuenta.
  • Representan una forma indirecta de remuneración al accionista, ya que permiten aumentar el dividendo por acción en el futuro. A diferencia de los dividendos, a día de hoy las recompras no están gravadas con impuestos directos, lo que provoca que sea una alternativa fiscalmente más favorable que los dividendos.
  • Hay múltiples empresas que recurren a estrategias de recompras masivas, entre las cuales hemos destacado como ejemplo Teledyne, Dillard’s y HP Inc.
  • Conviene comprender algunos aspectos técnicos y legales y las diferencias entre países. Con el ejemplo de Miquel y Costas, se ha ilustrado qué barreras e inconvenientes encuentran las empresas españolas para realizar recompras masivas de acciones, así como las dificultades que generan para el analista a la hora de seguir este proceso. En Estados Unidos, no existen semejantes limitaciones y la información es más clara y accesible.
  • Destacamos la diferencia entre los anuncios de programas de recompra de acciones y la recompra de acciones en sí misma. También la necesidad de observar con perspectiva la evolución del número de acciones en circulación, en lugar de los anuncios y rumores. Los anuncios de aprobación de recompras de acciones no obligan a la empresa a ejecutarlos, son en realidad un requisito para poder llevarlas a cabo.

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